Mundo Viñeta ocupa mi agenda estos días, las siguientes letras se motivan por dos puntos, ambos con ánimos críticos: artístico, el primero, sobre una de las exposiciones, y de organización, el segundo, sobre ciertas concesiones.
I. Artístico
Durante 28 años (1961-1989), una inanimada potencia de 3.75 m de alto y 15 km en extensión marcó la división del rostro de una cultura, separando sus dos mejillas políticamente opuestas por consecuencias de la postguerra. La escisión dejó dos sociedades democráticas aunque no autónomas: Alemania Occidental, capitalista, muy influenciada por EE.UU; y, socialista, Alemania Oriental, ocupada por la Unión Soviética hasta el hito histórico que motiva esta itinerante exposición gráfica, compuesta por 20 afiches temáticos por pulso y tinta de Flix.
Da War Mal Was… (Allá existía un muro…) fracciona, en una veintena de asuntos, las diversas perspectivas posteriores a la caída del Muro de Berlín, con afectación en lo cultural e idiosincrático, no sólo de la sociedad berlinesa sino de la alemana conjunta en testimonios de los protagonistas de las viñetas, quienes expiden humor y melancolía en sus reminiscencias.
La exposición es sobria en tintes, los afiches son prácticamente monocromos, empero matizados con sus diversos tonos posibles. Flix no elije sus colores por alguna convención sino por el término de irisar la muestra como conjunto, pues Da War Mal Was… es un solo testimonio de diversos ángulos, un solo concepto, no una retrospectiva colorinche del autor.
Los afiches germanos, explicados en castellano a pie de cada uno, penden en las paredes del triste pasillo que dirige al auditorio principal del Centro Cultural Peruano-Japonés, y a los baños también. A la intemperie dentro de un recinto de salas muchas, las viñetas de Flix se ventilan cuales pintas urbanas al servicio de curiosos que decidan detener su paso para apreciarlas. Un alemán en Kioto no recibe precisamente las mejores atenciones.
II. De Organización
Parece que con ese “favor” Japón paga su matrícula para Mundo Viñeta, al cual no aporta con gráficos sino con nada exclusivas proyecciones de películas anime en DVD, ofrecidas por los simpáticos piratas de Polvos Azules y del Centro Comercial –Cultural, los sábados- Arenales desde siempre. Animación de los otros países organizadores también están programadas en esa sala.
¿Sabrá siquiera el peor mangaka que en Lima este mes se hace honor a la viñeta? Cuando Jens Harder, Xoan Marín y Didier Tronchet vuelvan a Alemania, España y Francia, respectivamente, darán parte de lo que aquí pasa a sus círculos y gremios, mal que bien se formará una opinión de la movida comiquera que aquí se respira en los feudos europeos. Entonces Mundo Viñeta habrá cumplido en poner al Perú en el mapa. No obstante, si ningún representante nipón arriba a una celebración que lo cita en bandera, seguiremos invisibles para ese mercado -de los más omnipresentes en el mundo del consumo- y para sus mejores exponentes.
Otra lástima es que Suiza haya mandado sólo a Titeuf para representarlo. Me inquietan entonces las impresiones de Tirabosco sobre su visita del año pasado.
Si el próximo año Mundo Viñeta presenta más banderas, que no sea producto de la diplomacia y el oportunismo de ciertas Embajadas en pos del engrosamiento de sus créditos “culturales”.
El mismo Flix habla in deutsch de sus murales (originales), disfruten la vista.
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