sábado, 31 de julio de 2010

3 (2010)

3

A propósito de 1 y 2

3 es la mejor película de Eduardo Quispe. Sus anteriores 1 y 2 tropiezan ambas con sus pretensiones naturalistas, no calificando para tal etiqueta porque emanan disfuerzo. Posan ser trasgresoras no respetando academicismos ni convenciones con una conducta rebelde más que reflexiva. Sus resultados dejan la sensación de estar frente a travesuras audiovisuales en vez de exploraciones artísticas: la cámara se distrae en piruetas sobre los personajes, que parecen estampitas depresivas y no humanas como se pretende. En 1 y 2 la forma le gana al fondo, Eduardo Quispe piensa más en “cómo decir” que en “qué decir”. En esas dos primeras películas, hace pesar más su deseo de alejarse de las convenciones que la aplicación convencida de un estilo propio, lo cual parece estar puliendo con 3, que codirige junto a Jim Marcelo. Hasta entonces lo suyo fue retórica, su discurso no tenía congruencia con sus imágenes, sin embargo, aunque fallidamente, ya había perfilado su visión del cine. Recién con 3 la pudo sustentar.

Apuntemos que el principal yerro de ejecución de sus dos primeros largos fue la manipulación de la realidad, que él quiere pura, para ensamblarla en relatos de vagabundeo y tedio. El intento insatisface, comprobando que Quispe no es un narrador. 3 lo reafirma, porque es una buena película no-narrativa.

Tres

Las imágenes fugaces de una Lima lúgubre y ruidosa se funden con las circunstancias aparentemente calmas que suceden en un parque. No se hace contraste entre la ciudad y el parque porque se les considera un solo ambiente, asimismo no se contrasta a las personas con los elementos que las rodean. Todo forma parte de una sola realidad, donde no hay protagonistas, por eso, la cámara se posa irregular en los rostros que hablan, en los árboles que los acompañan y en los espacios verdes que los acogen, por ratos la imagen se desenfoca y su sonido se distorsiona: la cámara intenta emular nuestros sentidos.

A su paso, esa cámara captura sensaciones, declaraciones, luces de faroles, ruidos de taxis y soplo de viento, ninguno más importante que el otro. Ante esa escena ‘natural’, la influencia de los directores se reduce a la de facilitadores de los figurantes, quienes se guían sólo de sus emociones. Quispe y Marcelo en pleno rodaje, a lo mucho, marcan la pauta del concepto mas no de la acción dramática.

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La poca, aunque precisa, intervención de los directores en el desenvolvimiento de los sucesos es notoria. Prácticamente, 3 no está dirigida sino, más bien, aplicada desde un planteamiento. Los directores dejan que sucedan cosas, que se exterioricen comportamientos, están ahí para su recolección, cuales cazadores de 'momentos únicos'.

Lo circunstancial resulta ser enriquecedor y determinante en 3, más aun si contamos con que está grabada en un solo plano. Desde esa intención comprendemos que cualquier imponderable está previsto, aunque suene contradictorio. El tándem, al planear la película en un solo shot, queda a la espera de sorpresas en el intervalo para (a)cogerlas en su metraje. Es como estar preparados para la suerte.

Bien concebidas las escenas de conversaciones, naturales y espontáneas, sin embargo, aún están en deuda en las que no utilizan diálogos. En esas se nos exige atención en detalles de largas escenas silenciosas, en las cuales se quiere comunicar sensaciones corporal y psicológicamente, empero no demandan de tanta parsimonia para ser efectivas. La mirada se pierde, rehúye al blanco, si se le exige acomodarse por mucho tiempo en un punto fijo muy general en pos de percibir sus detalles. Y es que los actos son más explícitos que las palabras, por lo que una secuencia de sólo gesticulaciones sería de mejor asimilación si fuera escueta y contundente en sus sugerencias. Sin duda, los momentos débiles de la película son los silentes, acaso por ser los más presumidos.


martes, 20 de julio de 2010

KASA OKUPADA (2010)

Kasa Okupada


Kasa Okupada es una película de las que gusta hablar. Antojadiza en bizarrías, desprolija en imagen y sonido, salida a flote sólo por cinefilia -que es amor a filmar más que a ver cine -, tiene su encanto en el desparpajo de su hechura. Divierte el poco rubor de su director a la hora de adosar cada disparate que se le ocurre a sus secuencias, las hace imprevisibles, libertinas, empero en un contexto lóbrego, donde sólo hay víctimas y victimarios: brujas, sadomasoquistas y sus presas.

¿Es estridente la visión del director Rafael Arévalo acerca de la juventud? No tanto. Las distracciones de hoy poco tienen que ver con fresadas. Si de algo se permite reflexionar el director es sobre el estado de esta juventud, sus ocupaciones y de cómo estas degeneran a vicios fatuos y perversos, aunque los muestra lúdicamente, cual videojuego RPG.

Kasa Okupada narra sobre los preparativos de un sacrificio humano a cargo de un par de brujas, no obstante, desvaría en el trayecto al epílogo. En la ficción de Arévalo son abarrotes del mercado negro “lágrimas de gato hermafrodita”, artículo no excéntrico mas sí muy ridículo que está al alcance de un dealer metalero, quien luego se enfunda una máscara de luchador mexicano en pos de venganza. Apuntemos, con sorna, que las brujas que sacrifican pordioseros son chicas de boutique, los irracionales sadomasoquistas son vagos de clase media: jóvenes crapulosos que, inclusive, conviven con invisibles consejeras de esotería. Sin olvidar a la monja no virgen que pasea sus penas por Breña y Cercado, en las más desconcertantes escenas gratuitas de la película.

Arévalo acomoda sus recursos al servicio de su producto. Supera la traba de contar con un sonido directo de baja audición –propio de la cámara LD (low definition) que utiliza-, adecuando su película a las características de una silente, en la que delega a la música el tono del drama y/o acción.

Las escenas en interiores están grabadas sin el micrófono ambiental de la cámara, les descarta el sonido directo para sonorizarlas íntegramente con rock, creando una atmósfera dark casi aislada de la realidad, como si sucediera todo en un videoclip fantástico. En algunas situaciones la música se sincroniza con los actos, se funde en el vértigo y acierta su inclusión, sin embargo, en la mayoría de los casos la misma música se percibe acelerada en torno a los acontecimientos, entorpece los planos cerrados donde se producen los diálogos, los recarga. La música está en un primer plano en la película sin requerirlo, dejando extrañar algunos silencios para distender el visionado.

El micrófono ambiental vuelve para las escenas en exteriores, que más que escenas son transiciones efímeras hacia los encierros, prolongados y determinantes en la sucesión del relato. El viento apenas de deja sentir al oído y de inmediato se superpone más música, de presencia permanente en todo el largo.

Por su condición de película silente, aparecen los carteles para los diálogos, a los que se les da buen uso. El acierto en su utilización evidencia al director como seguidor del cine de la etapa primigenia. Los parlamentos son cortos y contundentes, lo cual agiliza el devenir de la historia, algunos son pretenciosos pero siempre dejan datos implícitos que logran mantener el interés hasta el final sobre la develación de algunas cuestiones y definiciones.

En Kasa Okupada, Rafael Arévalo ha plasmado una parafernalia sórdida, aceptable a regañadientes en una pesadilla narrativa, de inicio-nudo-desenlace, donde todos podemos ser personajes del mal. Se gesta en lo caótico y nunca deja de enrevesarse. En esa intención de auto-anudarse radica su principal atractivo, en su deseo de ser rara sin notarse posera.

domingo, 4 de abril de 2010

Let's the Right One Me (2008), de Tomas Alfredson


Vampirismo romántico; otro opus. Enterrado bajo tierra del olvido queda la lamentable Crepúsculo. Patéticamente snob, emo por natura, trasgredió la endogamia entre humanos y vampiros con parafernalia rosa. Compiló los estereotipos cursis existentes y los untó de mermelada alérgica al buen gusto.

Al otro lado del océano, al norte, en Escandinavia, las criaturas de la noche no posan chic: le hacen ascos a la moda, a la gomina y a las lágrimas. Cazan sin discreción, desmiembran cuerpos. Infantes, parecen perversos, pero son también víctimas de su condición, quitan vida por necesidad de mantener la propia, estirando sus alientos a costa de cuellos débiles.

En ese norte de invierno gélido, la nieve enfría la pantalla para que la sangre la entibie y haga cálida. Por eso, la masacre final tiene sabor dulce de revancha. El carmesí vengador matiza la asepsia vil de los lugares fríos, no los enturbia. Se colorea entonces de rojo sangre la vida y de blanco nieve la muerte. Los vampiros han reivindicado el romanticismo.

Por otro, Déjame entrar hace de los críos inmaculados salvajes.

jueves, 1 de abril de 2010

NO TODOS LOS BARRISTAS SON HINCHAS

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Quienes creen que la fiesta del fútbol depende más del griterío en las graderías que del espectáculo deportivo sabe poco y nada de esto. Varias voces enlutan el clásico del sábado porque el Comando Svr y Trinchera Norte no están invitados a la cita. Sus planes de violencia post-partido han sido truncados con acierto. Y es que hay un incumplimiento de un acuerdo entre ambos clubes de empadronar a los hinchas. Los jóvenes delincuentes no quieren listarse por temor a su fácil identificación, por lo que se rehúsan en su mayoría.

¿El “sabor y color” de un partido depende de la turba en las tribunas? Los que sentencian la decisión del Mininter parece que disfrutan los riesgos de tener un contingente de pirañas tras sus pertenencias después de cada partido. O acaso quieren negar que este tipo de partidos los reúne y enfrenta en las avenidas principales aledañas a los estadios. Los que lamentan sus ausencias son principalmente quienes algo más que “color” pierden con esto.

La resistencia de un sector a esta medida trivializa el homicidio de la joven Paola Vargas, entendiéndolo como una anécdota de la malcriadez juvenil. Se exculpan todos por la aceptación social de barras bravas como parte del fútbol, que no precisamente son hinchas. Sólo basta hacer el simple ejercicio de preguntar la mitad del equipo titular a muchos de estos oportunistas para, ante sus ignorancias, caer en cuenta que su motivaciones son el desfogue eufórico de violencia con total libertad y de ascenso barrial como matones de callejón, mas no apreciar un espectáculo deportivo.

¿Alguno de los quejones sabe que “el cabecilla” somete a correazos a los que no gritan y saltan en las barras? ¿Que cuando un nuevo hincha quiere apegarse al gentío este es rechazado o, de tener pertenencias valiosas, asaltado? ¿Saben que en la parte exterior de las populares amedrentan a los jóvenes a que les den propina? ¿De las muertes no registradas en los enfrentamientos previos y posteriores? Ser primero ciudadano antes que portavoz de la violencia juvenil, señores.

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Señores, periodistas muchos, que con afán tribunero y con línea editorial mamona de los compadres defienden “el color y sabor” de las hinchadas en pos de sus ventas. Asimismo, los dirigentes lamentan la decisión, no por la ausencia de gritos, humo y papeles voladores, sino por la reducción considerable de la taquilla. El fútbol es secundario en los objetivos de ambos si hay plata de por medio. A estas alturas, ya muchos se han creído el cuento de que no hay clásico sin barras, como si fueran sólo una pintura en los estadios que se lavaran con agua no bien terminado el partido.

Los amantes del fútbol, que somos muchos en los barrios del Perú, jugamos arduamente nuestra pichanga con ánimos de no perder nuestros 50 céntimos apostados. La euforia sobra, el sudor empapa y los cuerpos se lastiman por la ferocidad de los choques o por los peligrosos filos de las calles. Nadie grita por nosotros ni asalta después en nuestro nombre. Sólo nos entregamos a la pasión de patear un balón hasta que no declaren ganadores; de perder, exhaustos quedamos satisfechos con el placer de poder jugar.

U y AL con tribunas sin rateros ni matones, violencia que enturbia sus insignias, pueden brindar el espectáculo que se espera. Esperamos que los hinchas de verdad, que por la llegada de la delincuencia a las populares se alejaron de estas, regresen –empadronados, según el acuerdo- a levantar las banderas de los colores de su fanatismo. Se ha dado un valioso primer paso que considera la seguridad ciudadana en varios niveles. Ojalá no retrocedan dos después.

miércoles, 31 de marzo de 2010

LECCIÓN PINCHA

Juan Aurich fue apenas una brisa de otoño. El Ciclón fue el del otro lado, ese que lo subtitulan hasta el hartazgo como Campeón de América. Estudiantes de La Plata aseguró unos meses más de vida en la Copa, poniéndole fin al expectante cuarto de hora del Juan Aurich. Un peruano menos en Fox Sport.

No fue por timidez que el Ciclón soplara débil sino que el Pincha no permitió ventilación. El tridente, de izquierda a derecha, Ascoy-Tejada-Manco tuvo enfrente un tumulto de piernas agresivas en la marca que pocas veces pudo superar. Clemente Rodríguez estuvo de frente a Manco, Angeleri a Ascoy, y Desábato-Cellay a Tejada para frenar en primera sus intenciones; Braña y Sosa, de oxígeno inacabable, secundaron la defensa de los primeros, regresando desde la volante central para la obstrucción más que la recuperación. Verón, libre para pensar y lanzar, se equivocó mucho, pero fue actor secundario desde la concepción del partido.

Sabella, técnico visitante, ordenó dejar trasladar a los chiclayanos hasta ¾ para luego estorbar el avance en últimos metros con una presión asfixiante por delante y detrás. Ciciliano, de pase corto improductivo, encontró el envío largo más inútil aún. Y es que la línea de tres que bloqueó a Tejada dio libertad a los lateral-volantes Clemente y Angeleri a sólo preocuparse por Rei y el Burrito, respectivamente, que fueron haciéndose invisibles mientras corría el reloj.

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La frustración del bloque ofensivo de los rojos se dejó ver en que La Rosa, un negado por natura de talento en los pies, tuvo más la pelota que Ciciliano en la mitad del campo. El colombiano sin campo de acción, las espaldas de los defensas para habilitar a los delanteros con sus cambios de juego, se vuelve trotón y dueño de un juego con la profundidad de un coño. Desactivado el cerebro, el cuerpo no responde con inteligencia.

El Pincha ocupó todo el área que el Aurich debía conquistar para su lucimiento. La zona derecha estaba tan congestionada que Guizasola no atacó para no entrar al tráfico. Por el otro lado, Gerson Vásquez, con menos potencia para la proyección, dejó también desairado a su compinche Ascoy, que se enfrentó solo a Angeleri, Braña y a los límites del campo. Una vez entrado Chiroque, Ascoy de media punta en la nómina fue un fantasma en la práctica.

Estudiantes no esperaba ganar. Principito Sosa encontró un balón mal rechazado en el área. Con timidez, los centrales Araujo y Álvarez, sólo lo vieron ingresar y servir a Gata Fernández que de un sólo toque la metió. Ese fue el primero. El segundo fue una genialidad del picapedrero Braña que aprevechó una volante desatenta, una defensa lejana para el cierre, un portero adelantado y el viento a favor. Hasta la naturaleza le dio la mano para cerrar el partido.

Verón y Cía. se van a La Plata dejando en Perú la lección “Cómo ganar al Aurich sudando mucho atrás y poco adelante”. Le estudió su única forma de jugar: vistosa, pero que privilegia las individualidades; la contrarrestó con aglomeración de hombres con vocación de marca en zonas clave y apeló a esporádicas luminarias suyas. No todos pueden aplicar ese libreto, pero ahí está, archivado para su estudio y aplicación.

Si queda algún saldo para L. F Suárez es la preocupación de cómo variar su esquema. Esa respuesta tal vez la encuentre contra Inti Gas o Sport Huancayo porque su periplo internacional terminó.

jueves, 11 de marzo de 2010

RAZZIES 2010: Para tomar nota y prevenir

En Norteamérica, las peores películas hollywoodenses de cada año nunca pasan desapercibidas oficialmente desde 1981. Tras la 53º edición del venerado Academy Awards, el publicista John J.B Wilson en su living room convocó a sus amigos para presentar a Can’t Stop the Music, seudo biopic del grupete disco Village People, como la primera ‘ganadora’ del Los Angeles Daily News. Hoy es una ceremonia de referencia para descartar bodrios gringos antes de que aterricen en nuestra cartelera o se vendan en DVD.

Por costumbre, los Golden Raspberry Awards (Razzies), este año en su trigésima edición, se entregan un día antes a la ceremonia del Oscar, por lo que se celebró el pasado 6 de marzo. Los nominados y ‘ganadores’ ya no son sólo del antojo de John Wilson, actualmente entre 650 periodistas, cinéfilos y profesionales de la industria de EE.UU y otros países votan para los merecimientos.

Paradójicamente Sandra Bullock recibió su Razzie por Alocada Obsesión en la víspera de recibir su primer Oscar (por Un sueño posible), siendo la única actriz en la historia en recibir ambos en un mismo año. Recordamos a la inmediatez a Halle Berry como también ganadora del doblete, su Oscar en el 2002 por Monster’s Ball y su Razzie el 2004 por Gatúbela, mas no en el mismo calendario como Bullock.



Por cumplir tres décadas, en la última premiación se entregaron también Razzies a las peores de la década, como si recibirlos en su año de estreno no fuera suficiente humillación. Aquí los mentados de esta recién pasada trigésima edición. Algunas ya sufridas y otras para prevenir. Tomen nota.

Peor Película

Loca obsesión (20th Century-Fox)
G.I. Joe: El origen de Cobra (Paramount / Hasbro)
La tierra perdida (Universal)
Par de colmilludos (Disney)
Transformers: La venganza de los caídos(Dreamworks/Paramount)

Peor actor

Los tres Jonas Brothers por Jonas Brothers: The 3D Concert Experience
Will Ferrell por La tierra perdida
Steve Martin por La pantera rosa 2
Eddie Murphy por Mi papá y nuestro mundo fantástico
John Travolta por Par de colmilludos

Peor actriz

Beyoncé por Obsessed
Sandra Bullock por Loca obsesión
Miley Cyrus por Hanna Montana: La película
Megan Fox por Diabólica tentación y Transformers: La venganza de los caídos
Sarah Jessica Parker por ¿Y dónde están los Morgan?

Peor actor de reparto

Billy Ray Cyrus por Hanna Montana: La película
Hugh Hefner por Miss Marzo
Robert Pattinson por Luna nueva
Jorma Taccone (Cha-Ka) por La tierra perdida
Marlon Wayans por G.I. Joe: El origen de Cobra

Peor actriz de reparto

Candice Bergen por Guerra de novias
Ali Larter por Obsessed
Sienna Miller por G.I. Joe: El origen de Cobra
Kelly Preston por Par de colmilludos
Julie White por Transformers: La venganza de los caídos

Peor pareja en escena

Dos o más de los Jonas Brothers por Jonas Brothers: The 3D Concert Experience
Sandra Bullock y Bradley Cooper por Loca obsesión
Will Ferrell y cualquier otro por La tierra perdida
Shia LaBeouf y cualquier otro (en especial Megan Fox) por Transformers: La venganza de los caídos
Kristen Stewart y cualquier otro (en especial Robert Pattinson o Taylor Lautner) por Luna nueva

Peor remake, precuela, rip-off o secuela

G.I. Joe: El origen de Cobra (adaptación de la franquicia G.I Joe)
La tierra perdida (adaptación de la serie de TV)La pantera rosa 2 (secuela de La Pantera Rosa)
Transformers: La venganza de los caídos (secuela de Transformers)
Luna nueva (secuela de Crepúsculo)

Peor director

Michael Bay (Transformers: La venganza de los caídos)
Walt Becker (Par de colmilludos)
Brad Silberling (La tierra perdida)
Stephen Sommers (G.I. Joe: El origen de Cobra)
Phil Traill (Loca obsesión)

Peor guión

Loca obsesión (Kim Barker)
G.I. Joe: El origen de Cobra (Stuart Beattie, David Elliot y Paul Lovett)
La tierra perdida (Chris Henchy y Dennis McNicholas)
Transformers: La venganza de los caídos (Ehren Kruger, Roberto Orci, Alex Kurtzman)
Luna nueva (Melissa Rosenberg)

Peor película de la década

Batalla por la Tierra (2000, Warner Bros.), 'ganador' de 7 Razzies
¡Fuera de casa! (2001, 20th Century Fox), 'ganador' de 5 Razzies ,
Gigli (2003, Columbia), 'ganador' de 6 Razzies
I Know Who Killed Me (2007, TriStar), 'ganador' de 8 Razzies
Insólito destino (2002, Screen Gems), 'ganador' de 5 Razzies

Peor actor de la década

Ben Affleck (Daredevil, Gigli, Jersey Girl, Paycheck, Pearl Harbor y Surviving Christmas)
Eddie Murphy (The Adventures of Pluto Nash, I Spy, Imagine That, Meet Dave, Norbit y Showtime)Mike Myers (El gato y El guru del amor)
Rob Schneider (Animal, The Benchwarmers, Gigoló por accidente en Europa, Grandma's Boy, The Hot Chick, I Now Pronounce You Chuck and Larry, Little Man y Little Nicky)
John Travolta (Battlefield Earth, Domestic Disturbance, Lucky Numbers, Old Dogs y Swordfish)

Peor actriz de la década

Mariah Carey (Glitter)
Paris Hilton (The Hottie and the Nottie, La casa de cera y Repo! The Genetic Opera)
Lindsay Lohan (Herbie: Cupido Enamorado, I Know Who Killed Me y Just My Luck)
Jennifer Lopez (Angel Eyes, Nunca más, Gigli, Jersey Girl, Maid in Manhattan, Monster-in-Law y The Wedding Planner)
Madonna (Otro día para morir, The Next Best Thing and Swept Away)

lunes, 15 de febrero de 2010

NAUSICAA DEL VALLE DEL VIENTO (1984). Primera joya de Hayao Miyazaki



La selva tóxica, tenebrosa, se levanta en el territorio que alguna vez ocupó el hombre. El aire que allí ventila es infeccioso y mortal; sin máscaras, imposible es andar sobre su ambiente, inclusive los animales peligran ante el castigo de las esporas. Una situación fatal que amenaza con extenderse y cubrir todo lo habitable. Resta sólo huir para sobrevivir a la expansión del veneno, mientras que insectos imponentes, no diminutos como en el presente, se sitúan sobre esta como su hábitat. La tierra parece ser cada vez menos de los humano. Aunque una profecía que pocos recuerdan puede cambiar la fatalidad…

Los vientos se agitan. La tierra se pudre. Los humanos disminuyen. Y los insectos se agigantan y dominan. Tal vez nunca nadie ilustró mejor la debacle del mundo que conocemos con adorable fantasía, proyectando la catástrofe de nuestra extinción de tal forma que parece fabulesca y entretenida a la retina. Imagínense, vernos morir aplastados por insectos iracundos o desvanecernos ante tóxicos gases en un contexto de aventura que nos alude de igual manera que nos deja indiferentes, culposos. Entonces, el maestro Hayao Miyazaki critica esta conducta autodestructiva del hombre, asimismo que apela a su reflexión mediante el arte de su animación: la ecología, la ambición de poder, la armonía social y la ideología bélica como estructuradora del orden expuestos al debate en una aventura post apocalíptica, contexto preciso para los relatos más surrealistas, con los que la imaginación vuela, se deja fascinar, y donde Miyazaki nada como Ponyo en el mar.

Primero nacido por el mismo autor como manga, dos años antes de su animación, Nausicaa del Valle del viento desarrolla en su versión fílmica sólo dos tomos con final alternativo de los siete originales terminados de publicar en 1994 en la revista Animage, que también premia anualmente al Mejor Anime desde 1979, logrando esta película distinguirse en 1984, año de su estreno, interrumpiendo la hegemonía de las sagas intergalácticas.

Uno de los principales dilemas de los autores es saber declarar sus discursos con interés masivo. Como decíamos, la animación japonesa vivía entonces el encanto del Mecha (robots gigantescos ‘mechándose’) y periplos galácticos: los primeros Gundam, las películas de Galaxy Express o Macross, por lo cual no debía ser difícil para el maestro ubicar un público ya cautivo, sin embargo buscaría ganarse el propio con su sensibilidad humanista y fantasiosa. Si bien algunas de las historias interespaciales cargaban prédicas políticas, complejizando las tramas otrora banales y previsibles, estaban distantes de la propuesta de Miyazaki que aterrizaba los conflictos a una Tierra devastada por factores humanos más que naturales. Con Nausicaa proponía mirarnos en el écran de la pantalla cual espejo, reflejarnos en la película y reavivar la conciencia de conservación de lo nuestro antes que el orden natural de las cosas (el hombre en armonía gobernando los espacios) se tergiverse.

La intervención belicosa y conquistadora de los tormekianos es la que tiñe de gris la fantasía, los humanos rurales, pacíficos del Valle del viento sufren la ambición colonizadora de los primeros. Entonces se contraponen dos conductas opuestas pero movilizadas por la reivindicación del hombre en la Tierra: los tormekianos necesitaban mayor poder para detener por la fuerza el crecimiento de la selva tóxica y la inminente habitación de los gigantescos insectos, mientras que, refugiados en su valle, los pobladores del pueblo de la princesa Nausicaa reverencian su hábitat y esperan que una vieja profecía deje de ser sueño para salvarlos. La selva tóxica y los humanos son adversarios, pero los segundos le hacen frente con métodos varios, con las armas o con las leyendas.

La visión futurista del animador amedrenta, apela al temor en pos del razonamiento, por lo mismo que excita la aventura y nos compromete con el espectáculo. Si antes hablamos del dilema del autor para hacerse interesante, Miyazaki eligió las correrías, batallas aéreas y riñas de poder para abrazar la atención de cada espectador sin desatarlo hasta el final. Es ahí cuando decide aludir las principales problemáticas del hombre en su accionar de destructor paulatino. Con eufemismo nos da cocacho al cogote, mientras disfrutamos de los vericuetos de la historia, Miya-san nos denuncia de promotores del desastre. La selva tóxica de la que se huye es la sanación por parte de la naturaleza de la tierra contaminada desde sus adentros por obra humana y no una maldita amenaza creciente que castiga.

Que la profecía del advenimiento de “quien restablecerá la paz con la tierra” se cumpla sirve de epílogo feliz para dejar un consenso favorable de todos los públicos. Pues lo heroico, lo psicológico, lo entrañable y lo mitológico convergen dejando varias lecturas, sobresaliendo la humanista, que condensa la mayoría de las aristas tratadas por Hayao, y que las revisaría a lo largo de su obra con regularidad. Nausicaa del Valle del viento marca el génesis de Ghibli, aunque fuera producida bajo la firma Topcraft; lo que vendría en adelante es la continuidad del estudio de animación más importante del mundo, a pesar de los no pocos seguidores de las gringas Pixar y Dreamworks que puedan arañarse. Las películas del Studio son fracción importante de la historia del cine asiático en todas sus categorías.

Concluyamos que la analogía Anime:Ghibli debe signarse como antonomasia, por reverencia a la academia. 25 años después de nacer, en Ghibli los “vientos cálidos” siguen soplando.

viernes, 5 de febrero de 2010

2, de Eduardo Quispe


La cámara movediza, trémula, se introduce en la acción casual, graba espacios, detalles de rostros, ambientes bulliciosos que zumban el oído, exteriores de día, de noche, con luces de neón que difuminan la imagen, cuartos sombríos y pequeños, cuartos amplios y luminosos, pero todo con el orden del desorden intencional. Empero, ¿a dónde nos lleva esta (des)ordenación? A decir del propio Eduardo Quispe “a hacer las películas que quisiera ver”, dejando entender en su seguido discurso su admiración por La celebración, Los idiotas y los conceptos del Dogma 95 danés. Los mínimos presupuestos que maneja inclinan su predilección a ese movimiento noventero, que prescindió de artificios técnicos “contaminantes” (como luces, trípodes, efectos especiales, etc.), convenciones de géneros y acciones superficiales: un cine “puro”.

[Las sensibilidades se condicionan por las circunstancias (no sólo las sociales sino también las económicas): es acomodación. Por ende, Quispe nunca pensaría un Avatar ni Cameron un 2. La plata sí decide].

Por nuestra parte anotamos que 2 es disforzada en su trasgresión, sabe más qué no quiere ser que lo que quiere ser. Se le ha prestado mucha mayor atención a la forma que al fondo y eso se nota en lo poco interesante de la premisa de dos solos a quienes se les encuadra de varios ángulos como examinándolos en sus estados de ánimo o en cada circunstancia que les toque frente a la cámara, apelando a una naturalidad manipulada, que en vez de solaparse, resalta por la intrascendencia de la acción. Se posa en la nada, lo que resulta contraproducente.

El anunciado encuentro de los chicos queda en manifiesto desde que se hace el paralelismo de sus cotidianeidades, cual filme romántico-melancólico o video musical de balada, pero en clave austera, desprovisto de encanto, principalmente porque los protagonistas no permiten complicidad, pues nunca se les define ni se les sensibiliza, cuales penantes, sólo andan. La secuencia del teléfono, donde comparten por primera vez locación y hacen explícito sus estados solitarios no basta aunque es la mejor lograda.

No exageremos que estamos ante una experiencia sensorial incomprendida, la alternancia de la ciudad con las secuencias grupales valen como juego técnico, contextualiza a Lima a la vez que se distrae en el reposo de los varios sitios fotografiados, poetiza sobre el amor con analogías de palomas, gatos y gallinazos que pasan desapercibidas, pues se funden en los muchos recovecos grabados. ¿Qué se pretende con tantos chispazos urbanos? ¿Darle protagonismo al espacio? Más va por lo dicho al inicio del párrafo.

Quitémosle los malabares de la cámara, descascarémosla y pensemos en lo que queda: dos chicos que en propias divagaciones coinciden sus soledades, hablan lo que tienen en las puntas de sus lenguas: una conversación aburrida, no justificada por la improvisación de parlamentos. Que su modus operandi sea la espontaneidad delante la cámara nos los exculpa de la responsabilidad de construir un parlamento ameno como cierre de su obra. Queda la impresión de haberse dado mucha preponderancia al instinto, al tino animoso de las ideas que fluyen y que la cámara ejecuta con contenida hiperactividad.

Por otro, la fidelización a lo cotidiano, a la que Quispe corresponde, es un arma con peligroso doble filo que requiere consecuencia de su función para no cortarse en el intento de asirla. Es sólo un estilo de representación del tempo, no una doctrina de filmación que condiciona las acciones. Él y Ella no hacen nada, sólo esperar hasta que Quispe los haga conversar.

La película tiene más por mostrar que por decir, lo que termina siendo un negativa a la funcionalidad de un comunicador. Ya sea el cine rico o pobre siempre debe decir más de lo que aparenta.

Lo más atendible de 2 es su sistema de producción, una manera que puede marcar una pauta en el quehacer cinematográfico del futuro, que permite libertad absoluta a los artesanos. Se sacrifica el ritual de filmar en 35mm en pos de dar paso a la proliferación de títulos en un formato infinitamente más barato y que demanda diferente encodificación que la fotografía fílmica; sedimentarla es la tarea presente para consolidar su presencia. Con esta modalidad, los cineastas no dependerán de la voluntad de un jurado para hacerse de un dinero venido de premios muy competitivos, ni habrá manos detrás (productores) que tijereteen o hagan sugerencias molestas. Con los S/.80 que costó 2, Eduardo Quispe demuestra que para ‘hacer’ sólo falta voluntad de acción. Lo que sí logra 2 es contagiar ese ímpetu para seguirle el turno de grabación.

miércoles, 3 de febrero de 2010

¿LA TETA ANTI-HUACHAFA?: Algo de Sociología

Un amigo sociólogo, Manuel Benza Pflücker, alega un sesgo de la crítica cinematográfica por no advertir la “ácida crítica cultural a la huachafería peruana” por parte de Claudia Llosa en La Teta Asustada. Apunta que “(los críticos de cine) no captan la mirada anti-huachafa de la película porque también están atrapados por esta”. Para el amigo Benza, ¿interpretarla diferente a él es ser alienado? ¿Es La Teta Asustada como la define o todo lo contrario? ¿Una película sólo se presta a uno, dos o tres lecturas rígidas? Primero, pensemos en la universalidad del arte y la pluralidad de los lectores, algunos con mayor bagaje que otros, lo que no hace de sus sentencias más válidas que otras quizás “menos ilustradas”. Ver a la premiada película de Llosa desde un aspecto sociológico como matriz de sus valores es autosesgarse y eso es quizás lo que excusa que esta conclusión “de la crítica a la huachafería” sea tan poco honda.

El amigo Benza supone, además, que esa crítica a la imitación de lo europeo y miamense fue aplaudido por los alemanes a tal grado de otorgarle su preciado Oso de Oro, como si los capitalinos alemanes dieran el veredicto y no existiera un jurado elector: en esa ocasión, una Tilda Swinton cautivada por el drama femenil y el aire indie y retador del filme.

Esta apreciación refresca un poco el debate, pues las denuncias de ilegitimidad de lo real hechas a la película vienen de un sector chauvinista que reduce la polémica a la ideología racial de Llosa y su “mirada foránea” licenciosa del Ande. Otros pocos sólo hablan de lo mal que quedamos al Mundo por tener mujeres que se introducen papas en la vagina. La moralina y la diplomacia heridas en lo más hondo de sus conservadurismos.

Por otro lado, en un post de Cinencuentro, Juan José Beteta refiere a la simpatía con que se percibe la mixtura de culturas recreadas (la urbana, con la andina y con la foránea) como un tema universal de interculturalidad (burda o no) propio de la globalización de nuestra era, que ilustra e informa a extraños, quienes cautivados lo embalan a su bagaje. Esta escenografía es parte de la representatividad del contexto donde se desplaza Fausta, es una fidelidad a lo real que muchos demandan y los pocos que lo advierten lo sentencian de caricatura racista. Las celebraciones matrimoniales son las secuencias más polemizadas, calificadas como “burla al cholo” por las voces adversarias.

Pero, ¿Llosa hace burlarse al lumpen de ellos mismos? ¿Acaso no se percibe en el despliegue de colorinche y rimbombancia en los eventos representados en la aridez de Manchay alegoría a una cultura mixta? ¿No burla sino goce de su imitación exagerada? ¿Acaso no es lo contrario y es una burla a esa clase elitista en el filme satirizado por los cholos que se divierten con aquellas costumbres ajenas? O vemos solemnidad en las celebraciones de las bodas, como si los toldos pasteleados, valses straussianos o escaleras recargadas de adornos fueran el acercamiento a una cultura que admiran. Es más, toda la celebración “huachafa” se funde con el desfile de obsequios, las yunzas y el despelote de la fiesta en su apogeo, es una interculturalidad festiva, contrastante con el dilema de Fausta, cuyos pesares viven en el contexto pero se justifican y resuelven fuera.

El peruanismo
huachafería –aunque propio de todas las culturas- es “la adopción burda de manifestaciones o expresiones culturales ajenas” (dixit Benza Pflücker), faltó agregar con solemnidad y certeza de mejoría de apropiarlas. Esa sustancial pequeñez complejiza la apreciación y exonera a La Teta Asustada de aludir este fenómeno sociológico.

Saludaremos que haya otros aspectos a conversar sobre esta película que de nuevo está en la palestra. Aquí el diálogo de cine es lo que motiva nuestras letras.

lunes, 1 de febrero de 2010

BAYLY: EL CANDIDATO DEL DESCONTENTO


“Voy a votar por Bayly porque no me importa la política", manifiesta mi hermano de 22 años cada vez que escucha la palabra "política". ¿Acaso Jaime Bayly guarda una relación estrecha con la política, como por antonomasia? Digamos que representa la contraparte, lo contrario, y eso ya lo hace alusivo a la referencia "política" como analogía de antónimos. Pero, ¿qué juego pretende Bayly con su candidatura?: a) ¿cambios radicales en la estructura educacional y del poder legislativo con la reducción de parlamentarios?, b) ¿satirizar el descalabro político peruano al ser aceptada su candidatura como seria?, c) ¿distraer el voto joven y ahondar la preocupante despolitización o 'faradulización' de los mismos?, o d) ¿captar parte del importante porcentaje del electorado que solicita reformas, sean siquiera insustanciales, y así mermar, estorbar, candidaturas serias y consecuentes del cambio requerido? Claro está, en favor a la política-económica neoliberal de la que es partidario explícito. Las dos preguntas últimas merecen mayores reflexiones porque interrogan sobre esa verdad que intentamos elucidar.

Cierto que la presencia de Bayly banaliza el proceso, empero ese sólo hecho manifiesta una realidad penosa, cada temporada con mayor presencia, en especial en el electorado joven: ir contra la cada vez más solemne seriedad del proceso electoral, cuyos resultados no promueven beneficios a los votantes desde su uso de razón, explicitando la inutilidad de la que debería ser una fiesta democrática de decisiones fundamentales. Y es que el recuadro del símbolo de Bayly en la cédula será marcado por quienes viciaron sus votos en los anteriores procesos, a los que se añaden los nuevos electores, más despistados que los de 5 años atrás, figurando no un porcentaje menor si consideramos que cualquier candidato "mataría" por contar con esos votos en pos de una segunda vuelta. Concluimos entonces que Bayly será el anfitrión del voto del descontento, del desinterés, de los hartos, y que las respuestas a las opciones c) y d) confluyen para ampliar el panorama de las pretensiones convenidas del entertainer.

A Bayly le parece tan jocoso como inútil confirmar con su popular candidatura el estado grave de la idiosincrasia peruana -más limeña- pacata, negada de sus derechos, por lo que no iniciaría este juego sólo para hacer escarnio personal de las condiciones actuales, ya sus puntos de rating son la respuesta intangible de esa pregunta.

Lamentablemente, entrelíneas de este lanzamiento como candidato del conductor de TV se lee un despropósito al país flagrante y una mala intención contra el pedido de cambio de un pueblo desinformado y malinformado: la preservación de la derecha extrema en el poder, derecha en la que él se mueve a sus anchas y conserva los más exclusivos privilegios (respuesta a). Estas víctimas de las 'mesinformación' -término acuñado por Gasón Provoost para definir a la información manipulada- entienden a Castañeda como 'el mudo que hace obra'; a Keiko como 'la descendiente de la mano firme que derrotó al terrorismo', a Toledo como 'el que nos dejó en azul' y a Ollanta Humala como 'el cachaco autoritario que hará caos'. Todos calificativos arraigados por la orquestación diaria.

Entonces -según la prensa influyente- sólo hay un candidato 'malo por conocer', Humala, quien, caudillo, diverge de algunos conceptos elementales de la democracia, como la postulación de pre-candidatos en su partido (dícese) democrático, etc. pero que, sin embargo, plantea algunas reformas constitucionales de mayor interés que el continuismo neoliberal de los otros 'malos conocidos'. Hablaremos de Marco Arana cuando haga explícita su candidatura, cuando aparezca en la manida lista de candidatos.

La popularidad de Bayly no es debido entonces a una frivolización de la política, que ve en él la mejor opción, es más ni siquiera posa esa imagen, sino es producto de un resentimiento popular ante el sistema que su candidato implícitamente defiende. En gran medida, está logrando su objetivo, con su candidatura de cálculo y resta, situación que repugna pero es tan real que vale contabilizarlo. Bayly representa el remanente de política de ese sector descontento del tema, es su pataleta para el 2011. Entonces "Bayly Presidente" es pura joda del pueblo, de la cual la derecha goza más.