martes, 27 de octubre de 2009

MANGA SE DEFIENDE DEL CÓMIC


(Discutimos como si no supiéramos que) la historieta es una narración en imágenes secuenciales. Se le denomina Cómic en América y Europa, y Manga en Asia, específicamente en Japón, con la variante en la forma de lectura y colocación de las viñetas. El cómic se lee de izquierda a derecha y el manga, viceversa; diferencia no menor de carácter cultural relativa a la forma de lectura y escritura tradicional propia de los occidentales como de los orientales, respectivamente. Eso sin duda es la principal desigualdad.

Por otro lado, la reconocible caracterización de los personajes, sus perfiles y fisonomías se deben a convenciones decanas y no a un consenso de estilo de lo hecho en Japón: Osamu Tezuka, considerado el Dios del Manga, esbozó unos cuantos tópicos que el tiempo y la mayoría de autores sedimentaron (ojos grandes y redondos, psicología voluble, desproporcionados físicos, etc). En tanto, si entendemos por Manga como mostración gráfica de mimosos y pueriles estereotipos viñetados, caeremos en una gran arbitrariedad. ¿Por qué? Fácil respuesta.

Citemos un caso cinematográfico análogo:

Nuestra cartelera es víctima del todopoderoso armamento hollywoodense que ataca jueves tras jueves. El cine producido en Hollywood -no en todo Norteamérica- es hegemónico en casi todas las salas de cine en el mundo. Es el pan (duro) de cada día. Ergo, no lanzaremos la enorme roca verbal al decir que el cine estadounidense es un cáncer virulento para el arte sétimo.

Hollywood es un catálogo de clichés, generalmente ordenados en similares esquemas para cada película, bajo una fórmula por demás monótona y reprochable. En cambio, el cine estadounidense -término más general que incluye a Hollywood- comprende de variedad temática y recursiva, irisado en tendencias, influencias y nombres referentes.

Este caso es parangonable al mainstream del manga, que exporta sus obras de manidos argumentos y estereotipos (la lucha entre el bien y el mal, el protagonista joven y talentoso, la comedia romántica de amores frustrados y los grupos mágicos o de artes marciales) en dirección a un comprobado y amplio público consumidor de la misma cantaleta (Estados Unidos, España, Argentina, Italia y Francia, principalmente) ¿Acaso el cómic americano está libre de los clichés y de las pretensiones comerciales con que señalan al manga? Negativamente responden las varias macrosagas de superhéroes inmunes al paso del tiempo. Ambos gozan del mismo estatus y sufren la misma ofuscación.

Una diferencia aceptada como importante, pero que no varía sus condiciones de historietas, es su forma de producción y presentación. Cierto que es mucho más económico el oriental, pero cuando se realiza el tankoubon, tomo exclusivo para un solo título que incluye varios capítulos recopilados de los semanarios, la calidad de impresión mejora, y mucho. El color sigue siendo omitido, lo cual ya es una particularidad característica y disfrutable.

¿El manga una fiebre de consumo? Apreciación ligera y desacertada, pues no habría porqué no calificar igual a los superhéroes de Marvel, DC y Dark Horse. Rumiko Takahashi (Inuyasha, Ranma ½) Akira Toriyama (Dragon ball Z), Masami Kurumada (Saint Seiya, Bt’x), las chicas de CLAMP (Card Captors Sakura, Reyearth) y el Osamu Tezuka de Astroboy y Jungle Taitei son los autores que “afiebraron” a las masas. Los superhéroes en mención contribuyeron con lo suyo en occidente.

Pero estos exponentes y estos títulos son sólo los referentes del mercado y no del noveno arte como sí lo son Crumb, Manara, Pratt, Moore, Oesterheld, etc. Por la cuota nipona, Masamune Shirow (Appleseed, Ghost in the Shell), Katsuhiro Otomo (Akira), Naoki Urasawa (Monster, 20th Century boys, PLUTO) o el Osamu Tezuka de Hi no tori, Adolf y Buddha.

La disociación entre manga y cómic no radica en lo temático o la forma del trazo, lo que es relativo a los estilos -algunos aplicados hasta el hartazgo y otros muy originalmente en contadas ocasiones- sino a la competencia del mercado o las ínfulas artísticas de los americo-europeos por estar un paso adelante.

Lástima siento por la “versión japonesa” cuando es víctima de desprecio por voces “intelectuales”, quienes la desvirtúan y despotrican por ser “comercial” y convencional, aplicando el más voraz prejuicio para adjetivarla con tanta saña, no entendiendo -o queriendo no entender- que como existe el manga “de consumo”, también existe el manga “de autor”. Lo propio diríamos del llamado cómic.

Manga no es un género aparte en las historietas, mucho menos un arte diferente, solamente es una denominación dada en otra geografía, Japón, al mismo arte gráfico y narrativo. Que esa reconocible diferencia no sesgue nuestro razonamiento.

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