lunes, 15 de febrero de 2010

NAUSICAA DEL VALLE DEL VIENTO (1984). Primera joya de Hayao Miyazaki



La selva tóxica, tenebrosa, se levanta en el territorio que alguna vez ocupó el hombre. El aire que allí ventila es infeccioso y mortal; sin máscaras, imposible es andar sobre su ambiente, inclusive los animales peligran ante el castigo de las esporas. Una situación fatal que amenaza con extenderse y cubrir todo lo habitable. Resta sólo huir para sobrevivir a la expansión del veneno, mientras que insectos imponentes, no diminutos como en el presente, se sitúan sobre esta como su hábitat. La tierra parece ser cada vez menos de los humano. Aunque una profecía que pocos recuerdan puede cambiar la fatalidad…

Los vientos se agitan. La tierra se pudre. Los humanos disminuyen. Y los insectos se agigantan y dominan. Tal vez nunca nadie ilustró mejor la debacle del mundo que conocemos con adorable fantasía, proyectando la catástrofe de nuestra extinción de tal forma que parece fabulesca y entretenida a la retina. Imagínense, vernos morir aplastados por insectos iracundos o desvanecernos ante tóxicos gases en un contexto de aventura que nos alude de igual manera que nos deja indiferentes, culposos. Entonces, el maestro Hayao Miyazaki critica esta conducta autodestructiva del hombre, asimismo que apela a su reflexión mediante el arte de su animación: la ecología, la ambición de poder, la armonía social y la ideología bélica como estructuradora del orden expuestos al debate en una aventura post apocalíptica, contexto preciso para los relatos más surrealistas, con los que la imaginación vuela, se deja fascinar, y donde Miyazaki nada como Ponyo en el mar.

Primero nacido por el mismo autor como manga, dos años antes de su animación, Nausicaa del Valle del viento desarrolla en su versión fílmica sólo dos tomos con final alternativo de los siete originales terminados de publicar en 1994 en la revista Animage, que también premia anualmente al Mejor Anime desde 1979, logrando esta película distinguirse en 1984, año de su estreno, interrumpiendo la hegemonía de las sagas intergalácticas.

Uno de los principales dilemas de los autores es saber declarar sus discursos con interés masivo. Como decíamos, la animación japonesa vivía entonces el encanto del Mecha (robots gigantescos ‘mechándose’) y periplos galácticos: los primeros Gundam, las películas de Galaxy Express o Macross, por lo cual no debía ser difícil para el maestro ubicar un público ya cautivo, sin embargo buscaría ganarse el propio con su sensibilidad humanista y fantasiosa. Si bien algunas de las historias interespaciales cargaban prédicas políticas, complejizando las tramas otrora banales y previsibles, estaban distantes de la propuesta de Miyazaki que aterrizaba los conflictos a una Tierra devastada por factores humanos más que naturales. Con Nausicaa proponía mirarnos en el écran de la pantalla cual espejo, reflejarnos en la película y reavivar la conciencia de conservación de lo nuestro antes que el orden natural de las cosas (el hombre en armonía gobernando los espacios) se tergiverse.

La intervención belicosa y conquistadora de los tormekianos es la que tiñe de gris la fantasía, los humanos rurales, pacíficos del Valle del viento sufren la ambición colonizadora de los primeros. Entonces se contraponen dos conductas opuestas pero movilizadas por la reivindicación del hombre en la Tierra: los tormekianos necesitaban mayor poder para detener por la fuerza el crecimiento de la selva tóxica y la inminente habitación de los gigantescos insectos, mientras que, refugiados en su valle, los pobladores del pueblo de la princesa Nausicaa reverencian su hábitat y esperan que una vieja profecía deje de ser sueño para salvarlos. La selva tóxica y los humanos son adversarios, pero los segundos le hacen frente con métodos varios, con las armas o con las leyendas.

La visión futurista del animador amedrenta, apela al temor en pos del razonamiento, por lo mismo que excita la aventura y nos compromete con el espectáculo. Si antes hablamos del dilema del autor para hacerse interesante, Miyazaki eligió las correrías, batallas aéreas y riñas de poder para abrazar la atención de cada espectador sin desatarlo hasta el final. Es ahí cuando decide aludir las principales problemáticas del hombre en su accionar de destructor paulatino. Con eufemismo nos da cocacho al cogote, mientras disfrutamos de los vericuetos de la historia, Miya-san nos denuncia de promotores del desastre. La selva tóxica de la que se huye es la sanación por parte de la naturaleza de la tierra contaminada desde sus adentros por obra humana y no una maldita amenaza creciente que castiga.

Que la profecía del advenimiento de “quien restablecerá la paz con la tierra” se cumpla sirve de epílogo feliz para dejar un consenso favorable de todos los públicos. Pues lo heroico, lo psicológico, lo entrañable y lo mitológico convergen dejando varias lecturas, sobresaliendo la humanista, que condensa la mayoría de las aristas tratadas por Hayao, y que las revisaría a lo largo de su obra con regularidad. Nausicaa del Valle del viento marca el génesis de Ghibli, aunque fuera producida bajo la firma Topcraft; lo que vendría en adelante es la continuidad del estudio de animación más importante del mundo, a pesar de los no pocos seguidores de las gringas Pixar y Dreamworks que puedan arañarse. Las películas del Studio son fracción importante de la historia del cine asiático en todas sus categorías.

Concluyamos que la analogía Anime:Ghibli debe signarse como antonomasia, por reverencia a la academia. 25 años después de nacer, en Ghibli los “vientos cálidos” siguen soplando.

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