lunes, 1 de febrero de 2010

BAYLY: EL CANDIDATO DEL DESCONTENTO


“Voy a votar por Bayly porque no me importa la política", manifiesta mi hermano de 22 años cada vez que escucha la palabra "política". ¿Acaso Jaime Bayly guarda una relación estrecha con la política, como por antonomasia? Digamos que representa la contraparte, lo contrario, y eso ya lo hace alusivo a la referencia "política" como analogía de antónimos. Pero, ¿qué juego pretende Bayly con su candidatura?: a) ¿cambios radicales en la estructura educacional y del poder legislativo con la reducción de parlamentarios?, b) ¿satirizar el descalabro político peruano al ser aceptada su candidatura como seria?, c) ¿distraer el voto joven y ahondar la preocupante despolitización o 'faradulización' de los mismos?, o d) ¿captar parte del importante porcentaje del electorado que solicita reformas, sean siquiera insustanciales, y así mermar, estorbar, candidaturas serias y consecuentes del cambio requerido? Claro está, en favor a la política-económica neoliberal de la que es partidario explícito. Las dos preguntas últimas merecen mayores reflexiones porque interrogan sobre esa verdad que intentamos elucidar.

Cierto que la presencia de Bayly banaliza el proceso, empero ese sólo hecho manifiesta una realidad penosa, cada temporada con mayor presencia, en especial en el electorado joven: ir contra la cada vez más solemne seriedad del proceso electoral, cuyos resultados no promueven beneficios a los votantes desde su uso de razón, explicitando la inutilidad de la que debería ser una fiesta democrática de decisiones fundamentales. Y es que el recuadro del símbolo de Bayly en la cédula será marcado por quienes viciaron sus votos en los anteriores procesos, a los que se añaden los nuevos electores, más despistados que los de 5 años atrás, figurando no un porcentaje menor si consideramos que cualquier candidato "mataría" por contar con esos votos en pos de una segunda vuelta. Concluimos entonces que Bayly será el anfitrión del voto del descontento, del desinterés, de los hartos, y que las respuestas a las opciones c) y d) confluyen para ampliar el panorama de las pretensiones convenidas del entertainer.

A Bayly le parece tan jocoso como inútil confirmar con su popular candidatura el estado grave de la idiosincrasia peruana -más limeña- pacata, negada de sus derechos, por lo que no iniciaría este juego sólo para hacer escarnio personal de las condiciones actuales, ya sus puntos de rating son la respuesta intangible de esa pregunta.

Lamentablemente, entrelíneas de este lanzamiento como candidato del conductor de TV se lee un despropósito al país flagrante y una mala intención contra el pedido de cambio de un pueblo desinformado y malinformado: la preservación de la derecha extrema en el poder, derecha en la que él se mueve a sus anchas y conserva los más exclusivos privilegios (respuesta a). Estas víctimas de las 'mesinformación' -término acuñado por Gasón Provoost para definir a la información manipulada- entienden a Castañeda como 'el mudo que hace obra'; a Keiko como 'la descendiente de la mano firme que derrotó al terrorismo', a Toledo como 'el que nos dejó en azul' y a Ollanta Humala como 'el cachaco autoritario que hará caos'. Todos calificativos arraigados por la orquestación diaria.

Entonces -según la prensa influyente- sólo hay un candidato 'malo por conocer', Humala, quien, caudillo, diverge de algunos conceptos elementales de la democracia, como la postulación de pre-candidatos en su partido (dícese) democrático, etc. pero que, sin embargo, plantea algunas reformas constitucionales de mayor interés que el continuismo neoliberal de los otros 'malos conocidos'. Hablaremos de Marco Arana cuando haga explícita su candidatura, cuando aparezca en la manida lista de candidatos.

La popularidad de Bayly no es debido entonces a una frivolización de la política, que ve en él la mejor opción, es más ni siquiera posa esa imagen, sino es producto de un resentimiento popular ante el sistema que su candidato implícitamente defiende. En gran medida, está logrando su objetivo, con su candidatura de cálculo y resta, situación que repugna pero es tan real que vale contabilizarlo. Bayly representa el remanente de política de ese sector descontento del tema, es su pataleta para el 2011. Entonces "Bayly Presidente" es pura joda del pueblo, de la cual la derecha goza más.

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